¿Qué medidas se están tomando para garantizar que todas las personas reciban alimentos suficientes?

 

A mediados del año 2024 la población mundial alcanzó a 8.200 millones de personas y se proyectan 10.000 millones de seres humanos para el año 2050. El Secretario General de las Naciones Unidas recuerda que 820 millones de personas no tienen suficiente comida y 2.000 millones de hombres, mujeres y niños sufren sobrepeso y obesidad. Debemos agregar que el mundo desperdicia más de 1.000 millones de toneladas de alimento al año.

Este es el escenario en el que se desenvuelve la agricultura mundial y que enfrenta la disyuntiva predicha por la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) que en el año 2050, será necesario un aumento del 60% en la producción de cultivos para satisfacer la demanda mundial de alimentos.

Agricultura Orgánica

Las consecuencias del cambio climático están produciendo una tendencia hacia la aplicación de agricultura orgánica en la producción de cultivos a nivel mundial, esta cultura implica el uso de fertilizantes y otros productos naturales que por su utilización no dejan residuos, apuntando a lograr bienestar de las personas, la naturaleza y la producción de alimentos. Es un enfoque agrícola libre de compuestos como agroquímicos industriales, organismos genéticamente modificados, hormonas de crecimiento, etc.

Corresponde a la utilización de técnicas respetuosas con el medio ambiente y que ayudan a mantener la calidad de los suelos agrícolas, evitando la contaminación de la naturaleza. Intenta fomentar un consumo moderado de los recursos, pensando en las futuras generaciones y manteniendo una actitud respetuosa con agricultores, proveedores, comerciantes y consumidores. Las prácticas aplicadas con este tipo de agricultura corresponden a efectuar rotación de cultivos, cobertura con cualquier especie vegetal entre las hileras del cultivo, abonos verdes que enriquecen el suelo con materia orgánica y nitrógeno, además de efectuar Manejo Integrado de Plagas.

La superficie agrícola mundial equivale a 4.800 millones de hectáreas, lo que representa el 32% de la superficie terrestre del mundo. Chile tiene 1,8 millones de hectáreas cultivables, de las cuales aproximadamente 1 millón están bajo riego y con agricultura intensiva.

La superficie cultivable bajo agricultura orgánica equivale a 93 millones de hectáreas, es decir el 1,9% de la superficie agrícola mundial. Australia es el país con mayor superficie agrícola orgánica con 53 millones de hectáreas y en segundo lugar India con 5 millones de hectáreas. Se calcula que hacia el año 2032 habrá un crecimiento de 120% en superficie bajo agricultura orgánica. El cultivo de cereales es el de mayor superficie con este tipo de práctica.

Las principales desventajas de la agricultura orgánica radican en primer lugar en volúmenes de producción reducidos, incapaces por ahora de cubrir la creciente demanda mundial por alimentos, además tiene un gran aumento de uso de mano de obra, requiere de un frecuente control de plagas y malezas, hay un menor tiempo de conservación de los alimentos y un factor no menos importante lo representa los precios más elevados de los productos orgánicos.

Agricultura Intensiva Tradicional

El uso de agroquímicos o plaguicidas son cada vez más utilizados en la agricultura mundial, se ha duplicado su utilización desde el año 1990. Estos productos protegen los cultivos al destruir organismos considerados nocivos para las plantas, pero tienen efectos adversos en el medio ambiente y en la salud de la población.

Según información de la FAO, en el año 2021 se consumieron 3,5 millones de toneladas de ingredientes activos, con un aumento de 11% en los últimos 10 años. De este total, los herbicidas representan el 50%, fungicidas y bactericidas el 22% e insecticidas también representan un 22%.

Los productos fitosanitarios que incluyen los plaguicidas sintéticos y sustancias minerales a base de cobre, son absolutamente necesarios para proteger y lograr los rendimientos de los cultivos y los ingresos económicos de los agricultores. Es difícil evitar el uso de agroquímicos porque funcionan muy bien, no son onerosos en los costos productivos y pueden ser empleados en contextos productivos diferentes.

Brasil es el mayor consumidor mundial de agroquímicos con 720.000 toneladas anuales, lo que implica el uso de 11 kg de ingrediente activo por hectárea agrícola, el segundo país es Estados Unidos con 457.000 toneladas y 2,9 kilos por hectárea cultivable. El continente americano es el mayor consumidor de plaguicidas con 1,8 millones de toneladas de ingrediente activo. En Europa el consumo de agroquímicos ha aumentado solo 1% desde 1990, alcanzando 500.000 toneladas. Esta estabilización muestra que 10 años de políticas de plaguicidas, no han tenido un impacto positivo real sobre la obligatoriedad de cada estado de la Unión Europea, de desarrollar un plan estratégico de reducción de plaguicidas.

Los países mayores productores de alimentos del mundo son: China, Estados Unidos y Brasil y que al mismo tiempo son los de mayor consumo de plaguicidas. Alrededor del 60% de todas las calorías consumidas por la población, provienen solo de 4 cultivos: arroz, trigo, maíz y soya.

El Banco Mundial prioriza la inversión en agricultura y el desarrollo rural para potenciar la producción de alimentos y nutrición. Trabaja con asociados para mejorar la seguridad alimentaria y construir un sistema alimentario que cubra las necesidades de todos, en todo el mundo, todos los días. Las actividades más importantes que impulsan son: Desarrollo y uso de técnicas agrícolas climáticamente inteligentes y la restauración de superficies de cultivo degradadas; el cultivo de cosechas más resistentes y nutritivas y la mejora del almacenamiento y las cadenas de abastecimiento para reducir las pérdidas de alimentos.

Los 4 mayores productores mundiales de agroquímicos son: Syngenta (Suiza-China), Bayer (Alemania), Basf (Alemania) y Corteva (Estados Unidos). Estos gigantes mundiales día a día trabajan en investigación para descubrir moléculas que sean más efectivas en el control de plagas y enfermedades, que sean más eficientes, menos nocivas para el medio ambiente y la naturaleza y al mismo tiempo inocuas para la población.

Los desafíos para producir alimentos que cubran las crecientes demandas de la población mundial, obligan a la búsqueda permanente de nuevas alternativas de producción agrícola, si bien la producción orgánica es aún de muy bajo impacto, su importancia va en aumento y al mismo tiempo las nuevas moléculas de plaguicidas más amigables con la naturaleza y el ser humano, nos deben permitir en el corto plazo asegurar el suficiente abastecimiento de alimentos para la creciente población mundial.

Carlos Sánchez, Director Ejecutivo de IMPPA A.G.